Una IA general es un modelo grande de inteligencia artificial que sabe un poco de todo: puede responder preguntas, mantener una conversación, escribir textos, ayudar en programación, dar ideas y mucho más.
Ideal para tareas generales, pero no tan eficaz en tareas muy específicas como lectura de ondas cerebrales o visión por computador.
Una IA combinada está formada por varias IAs más pequeñas, cada una entrenada para hacer algo específico con muchísima eficacia.
Estas IAs especializadas son mucho más pequeñas porque han sido entrenadas para una sola cosa, y la hacen extremadamente bien. Por ejemplo, una IA entrenada en EEG puede detectar tu nivel de relajación o estrés con mayor precisión que cualquier modelo generalista, que ni siquiera entiende esos datos.
Analogía: Una IA general es como un médico de cabecera: sabe de todo un poco. Pero una IA especializada es como un neurocirujano: hace su trabajo mejor que nadie, aunque solo sea uno. Para lograr un sistema realmente inteligente, necesitas un equipo de especialistas trabajando juntos, como en un hospital.
Pero si se logra implementar correctamente, el resultado puede transformar radicalmente una empresa o proyecto.
Una PYME puede usar IAs combinadas para automatizar procesos, asistir empleados, mejorar atención al cliente, supervisar tareas repetitivas y ofrecer una experiencia digital personalizada.
Proyectos como MENTE.es van aún más lejos: usan IAs cerebrales, de voz, de visión y de guía emocional, coordinadas por una IA central, para ayudar a las personas a mejorar su estado mental y emocional en tiempo real.